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La Habana Vieja, el centro histórico de la ciudad de La Habana, es una gozada para pasear. Las murallas y fortalezas, construídas para proteger la ciudad de los piratas, son de las más antiguas de las Américas. Hoy en día el castillo de la Real Fuerza (1577) y el de San Salvador de la Punta (1600) son algunos de los lugares turísticos más destacados de la ciudad.
Desde que fue reconocida Patrimonio de la Humanidad en el año 1982 el gobierno cubano se esfuerza arduamente para preservar y recuperar la parte antigua de la ciudad y muchos edificios en ruina están siendo restaurados y ahora albergan tiendas, bares y restaurantes nuevos. Algunas áreas han sido renovadas incluso demasiado bien, pero cuando doblas la esquina y entras en los callejones todavía puedes ver La Habana Vieja, donde gobierna la decadencia con su encanto seductor.
Calle Obispo es una de las primeras calles que han sido renovadas desde que La Habana Vieja fue reconocida en 1982 patrimonio de la UNESCO. Hoy día se ha devuelto a esta parte de la ciudad su antiguo esplendor. En la Plaza Vieja, la renovación es casi completa. Las fotos muestran signos cómo era antes la antigua plaza. La diferencia es enorme. Los colores y las casas aristocráticas no se parecen ni remotamente a los barrios pobres de hace unos años.
Un poco más lejos está la Plaza de Armas, también excelentemente restaurada. Con sus restaurantes y cafés acogedores, es el corazón de La Habana Vieja. Aunque hay que tener suerte de toparte con algún local, dado que las reformas han tenido como resutlado que este barrio se ha vuelto demasiado caro, demasiado exclusivo para el cubano medio. Los únicos cubanos que verás son comerciantes (sospechosos) en busca de CUCs, que les permiten comprar artículos de lujo, inaccesibles para ellos. Pon tu sonrisa, pero sigue caminando!
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